domingo, 3 de mayo de 2009

Imprevistos y creatividad



En la vida, las cosas muchas veces escapan de nuestro control. Los imprevistos nos despojan del "momentum" que nos dirigía (en términos de rutina, metas a largo plazo o condiciones de vida a las que estábamos acostumbrados), y la aridez, la desprovisión y el vacío son posibilidades.

Aunque el pensamiento positivo y una actitud esperanzada tienen un enorme poder (¡sin duda lo tienen!), estas fortalezas no nos eximen de la realidad macro, con las crisis económicas, el desempleo masivo, o con sus virus -como el nuevo H1N1, o aquellos igualmente nuevos como el VIH, con menos de 30 años de estudios-. Algunos estudiosos dicen que las epidemias atacan a la humanidad dos o tres veces por siglo y, dado que la última epidemia de influenza tomó lugar en 1918, con un saldo de 50 millones de muertes, se cree que estamos a punto de enfrentar un enemigo que parece salido de la ficción: un virus fatal.

Aunque la gripe porcina, H1N1, no es tan letal como la gripe aviar, definitivamente es mucho más contagiosa. Se transmite de humano a humano, por lo que en México y otras ciudades afectadas, la población optó por utilizar "tapabocas" en las calles, y la economía se ha visto amenazada ante la posibilidad de que las personas hagan compras de pánico: abarrotando los supermercados y comprando toda la comida no perecedera y agua. Estas aglomeraciones se vuelven peligrosas, además de desbalancear la economía del país. Por si fuera poco, la alta incidencia del virus en un país genera discriminación y miedo ante los ciudadanos de la "tierra peligrosa": se considera el cierre de fronteras y la cuarentena forzada de las personas posiblemente contagiadas. Una vacuna demoraría más de 6 meses en ser desarrollada... probablamente siendo costosa y de cantidad limitada. Es decir, inaccecible para la mayoría. Definitivamente, la Tierra está llena de imprevistos... pero los seres humanos parecemos ser las criaturas más destructivas cuando tenemos miedo.

Ante amenazas epidemiológicas de este tipo, lo mejor que podemos hacer es informarnos y acatar las indicaciones médicas que divulguen los Ministerios de Salud: evitar situaciones de contagio e incrementar la higiene. Fuera de eso... no hay mucho que se pueda hacer, más que confiar en los Organismos que toman la batuta en el control de una epidemia.

Inclusive entonces, tampoco podemos escapar de la realidad comunitaria, caracterizada por violencia e inseguridad, sobretodo en los cascos urbanos. Sería iluso pensar que el dinero y la fama nos pueden librar de dificultades. Inclusive, la realidad más íntima, la de nuestro propio cuerpo, es capaz de darnos sorpresas imposibles de preveer. El ser humano recuerda, con cada vuelta de hoja de su historia, lo frágil de su condición.

Vivimos una época compleja, globalizada, riesgosa... si se piensa mucho en ello, resulta abrumador.

Jonathan Larson (1996), en su famosísimo musical RENT, decía que el antagonista de la "guerra" no es la paz, sino la "creatividad". Esta colorida frase forma parte de una entretenida canción llamada "La Vie Bohéme", donde se establece -con atrevida claridad- la filosofía bohemia de los carismáticos protagonistas. Vale la pena decir que RENT es una versión moderna de "La Bohéme", ópera de Giacomo Puccini, por lo que la frase no ocupa un lugar despreciable dentro de la trama. "El opuesto de la guerra no es la paz... es la creatividad".

Ahora bien, si asociamos a la guerra con destrucción y, por otra parte, a la creatividad con creación, la idea es bastante lógica. La creatividad, entonces, es un paliativo ante la pérdida de algo, ante la muerte, la aridez o el vacío. Para Gandhi, uno de los principios fundamentales para la vida era "la fuerza del alma", o satyagraha. Esa fortaleza del alma no es solo un medio de "aguante", sino la capacidad fértil de ser conscientes de nuestro camino, de enfrentar la vida en una forma distinta a la acostumbrada: para innovar, para crear algo nuevo a partir de las dificultades... para intentar ser agradecidos por esas mismas dificultades, es probable que ellas tengan tesoros escondidos esperando por nosotros.

Las enseñanzas de Jesús se revisten de esa desafiante esperanza: alegría en medio del sufrimiento... no por masoquismo, sino por la oportunidad de encontrar sabiduría, de crecer, de sacar esa satyagraha... esa fuerza del alma que nos haga mejores y que nos impulse a mejorar nuestro entorno.

No podemos evitar los imprevistos, pero podemos enfrentarlos de modo consciente, abrazarlos y ver a la vida con un poco de picardía y desafío: "¿qué te traes entre manos?", deberíamos preguntarle.

Algunas ayudas posibles ante imprevistos desagradables incluyen:
  • Pedir consejo a alguna persona que admire... y escuchar atentamente a su respuesta.
  • Escriba una lista de cosas por las que está agradecido. Tómese un momento para hacerlo cada vez que se sienta abrumado.
  • Tome un pequeño tiempo del día, sean quince minutos o media hora, para reflexionar: lea porciones libros inspiracionales; si practica alguna fe, rece como haya aprendido a hacerlo, o escriba sus sentimientos. Establezca contacto con esa fuente espiritual de aceptación incondicional: ¡está al alcance de todos! Esta costumbre ha hecho maravillas por muchísimas personas.
  • Reflexione sobre los efectos de sus acciones sobre la vida de otros: tal vez este es un buen alto en el camino para reconsiderar algún curso de acción que esté dañando, o que sea de perjuicio para otra persona.
  • Evalúe sus opciones e investigue. Existen diversos medios para conseguir información actualizada y variedad de criterios: infórmese lo más que pueda sobre su circunstancia.
  • Es posible que enfrentar los imprevistos con fortaleza aliente a otros: busque a quienes han atravesado momentos similares y compartan sobre su experiencia.

Recuerde: enojarse o llorar no quiere decir que la situación sea incontrolable... significa únicamente que, como seres humanos, nuestras emociones necesitan desplegarse, mientras nos adaptamos a las decisiones que tenemos por delante.

Y en cuanto a esas decisiones... juegue, haga música, sea más niño(a), y permita que su cerebro menos racional opine un poco. La "fuerza del alma" es fuerza creativa: es posible que haya una solución que no solo "resuelva lo que pensamos que está roto": tal vez el proceso de enfrentar el problema nos "recree" como seres humanos, y genere una nueva visión, nuevas metas... nueva vida.

Licda. CdML.